El hallazgo, en 2005, de varias sepulturas múltiples pertenecientes al Neolítico superior en Eulau (Alemania) puede suponer para la Antropología un gran paso adelante en la datación de la primera familia.
Una investigación, publicada en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y desarrollada en ese yacimiento, ha demostrado, por primera vez mediante técnicas genéticas, el parentesco de un grupo de personas enterradas juntas hace 4.600 años.
Los investigadores encontraron en total 13 individuos separados en tumbas múltiples. Una de ellas, contenía los restos de un hombre adulto, de entre 40 y 60 años, una mujer, de alrededor de 40 años y dos niños de cuatro y de ocho años. Parecía lógico pensar que formaban una familia, pero el buen estado de la mayoría de los cuerpos permitió a los científicos realizar un análisis del ADN presente en sus huesos y dientes para probarlo.
«Los lazos genéticos entre los dos adultos y los dos niños enterrados juntos demuestran la presencia de la familia nuclear clásica en un contexto prehistórico en Europa central», afirma Wolfgang Haak, autor principal de la investigación y profesor de la Universidad de Adelaida (Australia). «Su unidad en la sepultura sugiere una unidad también en vida, pero no establece a la familia como un modelo universal ni como la institución más antigua de las comunidades humanas».
Los investigadores lograron averiguar que todos ellos murieron tras una fuerte oleada de violencia. El cuerpo de uno de los varones adultos presentaba varias fracturas en el cráneo y signos de haber sido atacado por hachas y armas de piedra en su espalda. Además, tiene varias fracturas en los antebrazos y en las manos que dan idea de que intentó defenderse. La mujer alberga un proyectil de piedra entre sus vértebras. Los niños debieron ser tarea más fácil, ya que no demuestran tanta brutalidad.
Los científicos señalan en su relato de los hechos la ausencia en todas las sepulturas de adultos jóvenes y de adolescentes. El gran cuidado que se puso en el entierro sugiere que los supervivientes debieron regresar al lugar de la matanza para enterrar a sus muertos, escriben en su trabajo.
Muchas de las sepulturas presentaban a los cadáveres enterrados cara a cara o con los brazos entrelazados, lo que también sugiere fuertes lazos familiares en vida.
Recreación artística del enterramiento de la familia neolítica.Fuente:
El Mundo