El telescopio espacial Hubble no para de darnos imágenes sorprendentes, esta vez se trata de la imagen de dos de las estrellas más grandes de la galaxia, descubiertas recientemente según información de la Agencia Espacial Europea, ESA.
Las fotografías muestran las estrellas WR 25 y Tr16-244, situadas dentro del grupo Trumpler 16. Este puñado de estrellas se encuentra a su vez dentro de la nebulosa Carina, un inmenso caldero de gas y polvo a unos 7.500 años luz de la Tierra, que contiene varias estrellas explosivas, entre las que destaca, además de las mencionadas, la estrella azul Eta Carinae, que es la más luminosa de todas.
Estas estrellas explosivas son brillantes, producen increíbles cantidades de energía y emiten la mayor parte de su radiación en el espectro ultravioleta, por lo que se muestran en color azul. Además, son tan potentes que queman su fuente de hidrógeno más rápido que otras clases de estrellas.
Según los científicos, WR 25 es probablemente la más grande e interesante de las dos. Su verdadera naturaleza fue revelada hace dos años cuando un grupo internacional de astrónomos descubrió que se compone de al menos dos estrellas, siendo una de ellas 50 veces la masa del Sol. Sin embargo, está perdiendo masa aceleradamente a causa de los vientos estelares que han eliminado la mayoría de sus capas ricas en hidrógeno.
Las estrellas de gran tamaño se forman normalmente en grupos compactos. Con frecuencia, las estrellas individuales están físicamente tan próximas unas a otras que es muy difícil verlas como objetos separados a través de los telescopios. Así, con la observación en profundidad realizada por el Hubble se ha descubierto que el sistema de Tr16-244 se compone realmente de tres estrellas.
Por otro lado, WR 25 y Tr16-244 parecen ser las fuentes de la radiación que está provocando que un glóbulo de gas en el interior de la nebulosa Carina se evapore lentamente en el espacio y, al mismo tiempo, induce la formación de nuevas estrellas en el nebulosa.
Además, los científicos estiman que la radiación podría ser responsable también de la particular forma que ha tomado el glóbulo, parecido a una mano apuntando desafiante hacia ambas estrellas gigantes.
Fuente:
ADN