Un equipo internacional de científicos, en el que han participado dos investigadores españoles, ha roto definitivamente la barrera de Clovis. Por este nombre se ha conocido a la que hasta mediados del siglo XX se consideraba la más antigua de las poblaciones humanas que ocupó el Nuevo Mundo, fechada en unos 13.000 años. El trabajo, que se publico en Abril de 2008 en la edición on-line de la revista Science, consistió en el análisis del ADN de coprolitos –heces fósiles– hallados en una cueva de Oregón (EEUU). El resultado confirma que hace 14.300 años los humanos ya habían conquistado América.
El descubrimiento en 1936 de artefactos de origen humano en Clovis, Nuevo México, fue saludado como el hallazgo de los primeros pobladores americanos. El dogma permaneció durante décadas, hasta que otros yacimientos, como el de Monte Verde en Chile, desafiaron esta teoría. Uno de los escépticos fue el antropólogo Luther Cressman, que ya en la década de 1930 dedicó su atención a las cuevas Paisley, en Oregón, donde una mujer había desenterrado huesos de animales antiguos.
Los hallazgos de Cressman en el lugar, que cuestionaban la barrera de Clovis, no lograron el consenso científico, pero sumaron partidarios a la teoría de que el poblamiento de América fue muy anterior.
Explorando el yacimiento de Paisley, el arqueólogo de la Universidad de Oregón David Jenkins recuperó numerosos restos de interés durante las campañas de 2002 y 2003. El tesoro incluía fragmentos de hilos, cuerdas, cestas, pieles, huesos y puntas de proyectil, además de la joya de la excavación: coprolitos que podían conservar trazas de ADN.
Dennis Jenkins examina un coprolito, pocas veces un excremento nos dijo tanto!Para el análisis de estas muestras, Jenkins contó con el Centro de Genética Antigua de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. Junto al director del equipo, Eske Willerslev, trabajaban el investigador Juan José Sánchez –hoy en la sede tinerfeña del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses– y la estudiante de doctorado Nuria Naverán –actualmente, en el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela–. Sánchez indica que su participación en el proyecto consistió en “analizar marcadores genéticos en el ADN mitocondrial”, que se transmite por línea materna y que permite reconstruir la historia de la migración humana.
Según Sánchez, su trabajo tuvo que salvar retos técnicos, como demostrar que el material genético “no se había filtrado en la roca desde estratos superiores más modernos” o que las muestras no se habían contaminado con ADN actual. “Al tratarse de europeos estudiando muestras americanas, fue más fácil descartar la contaminación”, explica el científico, “ya que los marcadores son distintos”. Los coprolitos se asignaron a las poblaciones o haplogrupos A2 y B2, que ocuparon América desde Siberia.
A la información genética, se unió la datación de los coprolitos por carbono-14, que, según Sánchez, “aporta puntos de referencia que son clave para ceñirse y establecer la cronología”.
Con esta técnica, la edad estimada es de 14.300 años. Se trata del ADN más antiguo hallado en América, lo que ha sido posible gracias a que el de Paisley “es un yacimiento muy seco y muy bien conservado”, concluye Sánchez.
Fuente:
Público