Voy a recordar con este artículo publicado en el correo digital, un lamentable hecho que en su momento causó vergüenza en España y risa en el extranjero.
El 13 de marzo de 1991, el mundo entero conocía el hallazgo de pinturas prehistóricas en una cueva de Zigoitia, en la vertiente sur del Gorbea, denominada Zubialde por el río que pasa junto a ella. En palabras del entonces diputado de Cultura, José Ramón Peciña, se trataba del «mayor hallazgo prehistórico de la última década y el más importante del País vasco».
A la rueda de prensa de presentación asistieron los tres arqueólogos vascos más prestigiosos del momento, Jesús Altuna, Juan Mari Apellaniz e Ignacio Barandiaran, que habían elaborado un informe preeliminar que daba por buenas las pinturas. Su presencia era la mejor prueba de que aquello que se presentaba era auténtico y estaba avalado por la ciencia. Sin embargo, el mayor protagonismo se lo llevó el descubridor de la caverna, Serafín Ruiz, un mal estudiante de Historia (como veremos más adelante) y espeleólogo.
Las 75 representaciones que se habían encontrado -luego aparecieron más- correpondían a las fases media y superior del período Magdaleniense del Paleolítico Superior, entre los años 13.000 y 10.000 antes de Cristo aproximadamente. Serafín Ruiz, el descubridor, que había pasado siete meses sin decir nada a nadie desde que las descubrió hasta que lo dio a conocer a la Diputación, recibió 12,5 millones de pesetas.
Así de feliz estaba todo el mundo haciendo planes de una réplica de la gruta para poder ser visitada cuando el semanario "The European" reprodujo un artículo de dos arqueólogos, Peter Ucko, de la Universidad de Southampton y Jill Cook, del British Museum. Les había bastado con ver las fotografías para concluir que los mamuts y rinocerontes de Zubialde habían desaparecido del sur de Europa miles de años antes de que los pintara algún hombre. Para los ingleses, eran falsas. Sólo habían pasado diez días de la rueda de prensa. La sombra de la duda ya estaba lanzada.
La cueva de Zubialde fue definida como “la otra capilla sixtina de la prehistoria”.
Año y medio después se despejaba. El mismo equipo de antropólogos formado por Altuna, Apellániz y Barandiarán concluía, después de un profundo estudio, que eran falsas. «Sin que pueda excluirse absolutamente que algunos temas fueran antiguos, hay que reconocer que la práctica totalidad de las figuras ha sido manipulada recientemente», dice el informe definitivo. Se encontraron fragmentos de estropajo “scotch brite” y "vileda".
El presidente de la asociación internacional de Arte Rupestre y máxima autoridad mundial en esta materia, Jean Clottes, lo calificó como «monumento a la falsificación». Serafín Ruiz fue obligado tras un largo proceso judicial a devolver el dinero entregado.
Ahora abriré otro tema con el otro fraude Alavés, el de Iruña Veleia, parece que los escándalos se ceban en esta provincia, habrá una tercera entrega?!
Fuente:
El Correo Digital