Foca Monje, la lucha por la supervivencia, pasado, presente y futuro Foto: Foca Monje Capturada en Mallorca en 1922, la persecución a la que se vio sometida la especie ha sido la principal causa de su práctica desaparición del mediterráneo y atlántico | Vía Greenpeace – El Mediterráneo
De las 18 especies de focas existentes, son 3 únicamente las que habitan latitudes templadas y tropicales, estas focas de aguas templadas pertenecientes al género Monachus, el resto los hace en aguas frías y de bancos de hielos en las regiones polares.
La foca monje es (o era) una especie mediterránea y de las costa del Sáhara. Muy poco se conoce sobre sus hábitos y biología. La hembra es un poco mayor que el macho, puede superar los tres metros de longitud y frecuentemente los 300 kg de peso. Se alimenta principalmente de pupos y congrios que son sus presas favoritas. En sus inmersiones puede llegar hasta los 75 m de profundidad, aunque lo habitual son 10-40 m durante 7-8 minutos.
Imagen: Diferentes pelajes de la foca monje, Monachus monachus, según la edad y el sexo.
| Eduardo Sáiz
Se trata de un animal solitario, diurno y muy receloso de la presencia humana. No se conoce su longevidad, ni los períodos de gestación y lactancia. Las hembras paren casi siempre una cría – de pelaje negro con una mancha blanca en el vientre- que aunque es capaz de nadar desde el primer momento, no suele entrar en el mar hasta los 4 días de edad.
Hallazgos arqueológicos en el litoral español permiten suponer que ya en tiempos prehistóricos, el hombre cazaba al lobo marino, como se la llama en muchas lenguas europeas. Desde entonces muchos siglos de coexistencia en el Mediterráneo hicieron que esta especie se volviese muy recelosa de la presencia humana y desde hace varios siglos atrás la foca dejó de ser muy abundante.
Existen aún por todo el litoral muchos topónimos que hacen referencia a la especie, "Cueva de la Vaca", "Punta del Lobo", "Isla de Lobos", etc., sitios donde las focas monje (también conocidas como lobos o vaca marinas) comían o salían a descansar.
¿Si tan perseguida ha sido como es que no se ha extinguido todavía?Centurias de caza masiva y persecución llevaron a la foca a cambiar de hábitos de comportamiento para lograr su supervivencia. La foca ha abandonado las playas donde descansaba y daba a luz, para refugiarse en cuevas y grutas de difícil acceso. Esto explica que desapareciese antes en la costa baja valenciana que en los acantilados de Alicante, donde se mató a una cría a hachazos en 1951.
A comienzos del siglo XX la foca monje fue expulsada del litoral más llano, gran parte de Cataluña, Levante y la Costa del Sol; relegándolas a las partes más escarpadas de la Costa Brava y en la franja de litoral que va desde el cabo San Antonio al Cabo de Gata (Almería), y las Baleares. Pero en los años 50 comienza el boom de la Costa Brava y también desaparecen de allí, mientras que en Mallorca (1951) se produce la última reproducción confirmada en España y, poco a poco, van desapareciendo de la clandestinidad que le proporcionaban las cuevas al borde de los acantilados marinos.
Los dos últimos ejemplares de foca monje en las Baleares (conocida popularmente como "vellmarí"), fueron exterminados en Mallorca en 1958, uno de ellos sacrificado entre las redes de los pescadores de Cala Mondragó, en Santanyí, y el otro muerto a tiros por la Guardia Civil en Cala Tuent, en Escorca.
En las Islas Canarias, la extinción fue anterior y por otros motivos. Aquí las colonias de focas eran muy numerosas -con varios millares de ejemplares-, pero durante la Conquista de Canarias fueron cazadas por los españoles para la obtención de cuero, grasa y carne, provocando su desaparición.
Hasta mediados de los años 60 un pequeño grupo de focas sobrevivió en el cabo de Gata. La persecución fue tal que en los años 70 sólo se conocían 5 ejemplares en las costas españolas; a comienzos de los 80 solo quedaba uno.
Actualmente, las Islas Chafarinas, 27 millas náuticas al este de Melilla, son el único lugar de la costa española donde existe la especie, representada por uno o dos ejemplares. Hasta principios de los noventa vivía en estas islas el célebre "Peluso", un macho de avanzada edad que se haría popular tras una aparatosa operación de captura para liberarle de un aro de una red de pesca que le aprisionaba el cuerpo, y que murió posteriormente por causas desconocidas.
Los ejemplares que se avistan esporádicamente en la actualidad en las Chafarinas pertenecen a la exigua población argelino-marroquí que vive desde Orán hasta Alhucemas. Según recientes datos la población se habría extinguido al menos en las costas argelinas[2] aunque no se descarta la presencia de algún ejemplar aislado en las costas marroquíes.
Sin embargo, el 17 de junio de 2008 apareció la noticia[3] de que un ejemplar de la especie había sido fotografiado por un submarinista en la reserva marina de Isla del Toro (Calvià, Mallorca).
La Consejería de Medio Ambiente certificó el avistamiento y constató que se habían dado otros cuatro en la misma zona. Por lo que se intentaría conocer el sexo de la foca para así poder traerle una pareja.
El cambio de hábitos de la foca no es del todo positivo para ellas pues el riesgo de que las crías mueran aplastadas por el oleaje y el no recibir los rayos del sol durante el crecimiento, duplica la tasa de mortalidad infantil.
La foca monje se ha adaptado a aprovecharse de la actividad pesquera industrial, pero este logro tampoco le es del todo beneficioso, ya que las artes de pesa son frecuentemente trampas mortales y los destrozos que causan en ellas, provoca las antipatías de los pescadores.
Imagen: Distribución mundial Actual de la foca Monje| Esculapio
En 1989 la población mundial se estimaba en 600 individuos, de los que casi 500 se encuentran en 3 grandes núcleos: Islas y costas del mar Egeo (300), Marruecos y Argelia (poco más de 100) y República Saharaui (al menos 70). Los otros 100 sobrevivían en poblaciones residuales muy pequeñas, Islas atlánticas portuguesas ( 6-8 ), Túnez ( 6-8 ), Cerdeña ( 2 ), Yugoslavia, Bulgaria y Mar Negro.
La población según los datos del año 2006 ha disminuido, estimándose la población mundial en 500 ejemplares mostrando un claro retroceso, y un camino directo a la extinción si no se toman medidas drásticas
Esta situación es muy peligrosa para la supervivencia de la especie, como se demostró en mayo de 1997, año en que se dio una mortandad masiva de focas, debida seguramente a una toxina paralizante segregada por un alga dinoflagelada.
El último dato de cría en España peninsular es de 1950 y 1951 en Baleares; las últimas capturas se realizaron en 1974 en la península, 1958 en Baleares y 1984 en Canarias.
En España es muy difícil avistar algún ejemplar tras la desaparición del último macho, Peluso, de las islas Chafarinas situadas en la costa norte de Marruecos, por lo que se le considera una de las especies más raras de la fauna ibérica.
Sin embargo, el 17 de junio de 2008 apareció la noticia3 de que un ejemplar de la especie había sido fotografiado por un submarinista en la reserva marina de Isla del Toro (Calvià, Mallorca).
La Consejería de Medio Ambiente certificó el avistamiento y constató que se habían dado otros cuatro en la misma zona. Por lo que se intentaría conocer el sexo de la foca para así poder traerle una pareja.
En 1986 se creó en Palma de Mallorca, el Fondo para la Foca del Mediterráneo, cuyo objetivo es la protección de las colonias existentes y su posterior reintroducción en España.
Planes de recuperación:
• Dirección General de Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente y la Viceconsejería de Medio Ambiente de Canarias.- Proyecto LIFE, recuperación de la especie mediante su reintroducción en las islas Canarias orientales, a partir de ejemplares de la colonia de Cabo Blanco.
• Plan de Acción Internacional para la Recuperación de la Foca Monje en el Atlántico Oriental, dentro del Convenio Especies Migratorias o Convenio de Bonn, en el que participan España, Portugal, Marruecos y Mauritania, la Fundación CBD-Hábitat y la ONG Annajah.
• Fondo para la foca monje (FFM) realiza un seguimiento de la especie y campañas de sensibilización en Marruecos, Argelia y Túnez.
• Proyecto de la Fundación Territorio y Paisaje ha puesto en marcha un plan para que en 8 años esta especie habite de nuevo la costa catalana.
Para terminar una noticia positiva para la especie, hace unos días se ha producido una nacimiento de una cría de foca monje en una reserva Mauritana, la noticia Bomba es que lo ha hecho en la playa, algo que no sucedía desde el S. XV, y que desde luego será muy beneficioso para el recién nacido quizá sea el principio de un nuevo resurgir de la especie, el tiempo nos dirá.
Foto: Imagen de una
cría de foca monje, junto a su madre en una playa de Mauritania | MARM.
Fuente:
Fauna Amenazada – Europa II España
Greenpeace – El Mediterráneo
Foca Monje