Homo floresiensis, ¿El Primero en emigrar de África? Foto: El único cráneo fósil LB1 de Homo
floresiensis hallado hasta la fecha, a la izquierda, fue encontrado en 2003 en la isla indonesia de Flores, en la cueva de Liang Bua. El cráneo es mucho más pequeño que la cabeza de un Homo sapiens normal, a la derecha. El Hombre de Flores o “Hobbit” como también es conocido tiene un volumen cerebral menor que el de un humano moderno, y que el de los Homo erectus, y aproximadamente el mismo tamaño que tiene un chimpancé | NATURE-AFP- MJ MORWOOD
El fósil LB1 fue encontrado junto con otros 8 individuos (LB2-LB9), y es el más completo de los hallados por ahora. Se cree que es el esqueleto de una mujer que midió un metro, pesó unos 25 kilogramos y tendría unos 30 años a la época de su muerte, hace 18 mil años. Consiste en un cráneo completo muy bien preservado con un tamaño de 380cc, con dientes modernos, pero sin mentón y con frente huidiza. Del resto del cuerpo se encontraron ambas piernas, partes de la pelvis, las manos con sus muñecas, los pies, y otros fragmentos.
Algunos paleontólogos no aceptan que represente una especie enana, y han sostenido siempre que LB1 es una mujer moderna con algún tipo de malformación. Los últimos estudios evolutivos, parecen descartar esta hipótesis.
Los nuevos datos tampoco confirman la interpretación inicial de los descubridores del hobbit: que esta especie era un descendiente evolutivo del Homo erectus, el primer homínido que salió de África (hace 1,8 millones de años). Como el erectus ya tenía un tamaño similar al nuestro, esta interpretación implicaba que el Homo
floresiensis, que es su nombre técnico, se tenía que haber miniaturizado en la isla de Flores. El fenómeno es conocido en otros mamíferos.
Según los nuevos resultados, el Homo
floresiensis no evolucionó de los homo erectus, sino que emigró de África como especie propia de forma independiente, porque provendrían de una especie aún más antigua que el erectus, de una época en que los homínidos aún no habíamos crecido de tamaño. Con los datos actuales parece la mejor hipótesis si no fuera por la falta de fósiles de esta especie en África.
Los principales trabajos son de los equipos de Michael Morwood, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra (Journal of Human Evolution avanzado en la edición online el 21 de julio de 2009), Dean Falk, de la Universidad Estatal de Florida (anticipado en el mismo medio el 28 de febrero de 2009) y William Jungers, de la Universidad de Nueva York en Stony Brook (Nature, 7 de mayo).
En conjunto suponen el primer análisis detallado de toda la morfología del esqueleto -no sólo del cráneo- y su comparación evolutiva con las demás especies de homínidos.
Foto: Imagen de un pie fósil de un Hombre de Flores. Los científicos analizaron los huesos del pie de un hobbit, y encontraron que eran inusualmente largos para el tamaño del hobbit, y mucho más planos que un pie humano, mas similares a los de los monos. Según William Jungers, paleoantropólogo en Stony Brook Medical Center y autor principal del artículo de Nature, el pie del hobbit "presenta una amplia gama de características primitivas que no se ven en los seres humanos modernos de cualquier tamaño corporal." | Djuna Ivereigh - NOVA-WGBH
Pese a tener el pulgar perpendicular a los demás dedos, el resto del esqueleto muestra que su posición era erguida. Los datos ya se refieren a los esqueletos de 11 individuos.
Su clavícula no es de tipo humano, ni siquiera de tipo homo, recta y larga, sino corta y curva al estilo primitivo. Su pelvis se parece más a la de un australopiteco que a la nuestra. El hueso trapezoide de su muñeca no tiene forma de bota, como el humano, sino de pirámide, un rasgo típico de los monos.
Foto: Imagen del cráneo fósil del Hombre de Flores | Beawiharta - Reuters
La excepción es la cabeza. No por su capacidad craneal de 420 centímetros cúbicos, que vuelve a ser la de un australopiteco o un chimpancé, sino por ciertos detalles de su forma. La nariz delgada y los arcos ciliares prominentes, por ejemplo, parecen propios de nuestro género. Son estos rasgos los que justifican su designación de homo
floresiensis, es decir, su inclusión en nuestro género.
La comparación de todos estos rasgos, los antiguos y los modernos, entre todas las especies de homínidos, no cuadra con que el hombre de Flores sea un descendiente evolutivo del homo erectus. Indica, por el contrario, que es una especie anterior. Una de las primeras del género, de hecho, como el pionero homo habilis, que también es un mosaico de formas primitivas y modernas (aunque no el mismo mosaico, sino otra combinación). En los primeros tiempos del género homo, los mosaicos eran la norma.
Desde hace 4 millones de años, han evolucionado en África una veintena de especies de homínidos. Las primeras fueron del género australopithecus, como Lucy, que se extinguió hace 1,5 millones de años sin haber salido de África ni experimentar un aumento cerebral. El género homo surgió hace 2,5 millones de años, y por tanto coexistió con los australopitecos durante un millón de años.
Se suponía hasta ahora que el homo erectus, con un cráneo cercano a los 1.000 centímetros cúbicos, fue el primer homínido que salió de África, hace 1,8 millones de años (está bien documentado que poco después se extendió por Asia). Si la nueva interpretación es correcta, el hombre de Flores se le habría adelantado en cientos de miles de años. Foto: Imagen de herramientas de piedra encontradas en la cueva de Liang Bua, cerca de los restos del hobbit. La Fabricación de herramientas es una de las habilidades que los seres humanos separados de la mayoría de los primates superiores. La existencia de herramientas a medida sugiere que el hobbit, a pesar de su pequeño cerebro, tenía la capacidad para llevar a cabo tareas relativamente complejas | Tasso Taraboulsi - Polaris
En la cueva de Liang Bua, donde se desenterró LB1, aunque no en los mismos estratos, se hallaron herramientas avanzadas que confunden aún más el cuadro. Pero la mayor parte de los artefactos de esa cueva -que se remontan a 800.000 años atrás-, y todos los de la vecina excavación de Mata Menge, son muy similares a los hallados en Olduvai, Tanzania, que fueron tallados hace un millón y medio de años, quizá más. Y éstos se adjudican al primitivo homo hábilis, no al más moderno homo erectus. Esto cuadra con la nueva teoría.
La paleoneuróloga Dean Falk, de la Universidad Estatal de Florida, ha comparado el interior del cráneo del hobbit con el de otros homínidos y humanos modernos, incluido un microcefálico. Los datos mostraron ya en 2005 que las dos formas eran muy distintas. Pero mostraron que había una posibilidad que no habían contemplado los descubridores del hobbit.
"Nuestra reconstrucción del cerebro es también compatible con que el hobbit y el homo erectus compartieran un ancestro común de pequeño tamaño", explicó Falk entonces. "Si esto fuera cierto, el cerebro del hobbit no habría sufrido una miniaturización en ningún momento, sino que el cerebro del homo erectus habría experimentado un crecimiento durante la evolución de esta especie, hace dos millones de años, al mismo tiempo que su cuerpo.
Esta hipótesis implicaría que los rasgos avanzados que hemos detectado en el cerebro del hobbit empezaron a evolucionar antes de que el cerebro del erectus aumentara de tamaño".
Fuente:
El País
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