Pueblos Nativos de las Praderas y Llanuras de Norteamérica

Pueblos Nativos de las Praderas y Llanuras de Norteamérica


Imagen: En la parte superior izquierda, distribución sobre el mapa de Norteamérica de la región de Praderas y Llanuras, en la imagen de la derecha las tribus nativas indias que habitaban esta región a principios del siglo XIX. Toro sentado de los Sioux Lakota Hunkpapa,  en la parte inferior izquierda, fue asesinado el 15 de diciembre de 1890 en la reserva india de Standing Rock,  a manos de la policía indígena cuando iba a ser arrestado por su último acto de rebelión contra el modo de vida europeo, la danza de los espíritus. En 1881 tras diez años de exilio junto a su pueblo en Canadá tras haber logrado una gran victoria en Little Big Horn en 1876 frente al ejército de EE.UU., se rindió junto a sus últimos seguidores en Fort Randall, Dakota del Norte, tras haber  vendido todos sus bienes y comerse hasta sus caballos | mapas procedentes de Culturas de los indios norteamericanos - Edición de Christian F. Feest  e imagen de Toro Sentado D. F. Barry

Año 1541, 49 años después del descubrimiento de América, la labor colonizadora española del enorme continente dirige sus pasos hacia Norteamérica, la expedición dirigida por Don Francisco Vázquez de Coronado (1510-1544) se dirige a la región de las llanuras y praderas  encontrándose con unas culturas indígenas que se asombran al ver a los Europeos subidos en un extraño animal nunca visto antes, el caballo.

Coronado que había organizado la expedición con el propósito de localizar las siete ciudades de oro llamadas Cíbola alentado por las leyendas de ciudades con enormes riquezas llegó hasta el río Kansas, donde encontró inmensas estepas y a los humildes agricultores del pueblo de los wichitas que vivían en casas cubiertas de hierba. La decepción se apoderó de la expedición y regresaron a México.


Imagen: Expedición de Coronado, 1540–1542 | Courtesy of the University of Texas Libraries, The University of Texas at Austin

Otra expedición española, esta vez al mando de  Hernando de Soto tampoco tuvo éxito en la búsqueda del dorado en estos territorios.

España pierde el interés en estos territorios y sólo algunos colonos y misioneros se establecen en la frontera septentrional de los territorios del Imperio Español, en la actual Texas y la región de los indios pueblo.

La llegada de los españoles  transformó de forma radical la vida de estos pueblos. Algunos de los caballos que les acompañaban encontraron en la región de las praderas y  llanuras un terreno virgen  en el que vivir y reproducirse de forma salvaje.

Los pueblos meridionales de las llanuras no tardaron en apreciar el valor de este animal, llegando a robar caballos de las colonias españolas, o capturándolos en estado salvaje, conocidos como mustangs, desarrollando técnicas de doma y adiestramiento propias.

En 1682 se funda la colonia francesa de Luisiana en el delta del río Misisipi, haciendo la competencia a los españoles. Tras la derrota de Francia contra Inglaterra en 1763, el enorme territorio que se extendía del Misisipi a las montañas Rocosas y del golfo de México a la frontera Canadiense pasa a manos Españolas.

El comercio de las tribus nativas con caballos y armas de juego, aumentó la competencia entre las tribus y provocó grandes desplazamientos de población. Así por ejemplo, a principios del siglo XVIII los wichitas que encontró Coronado en la región del río Kansas tuvieron que asentarse más al sur, en la actual Texas, debido a la creciente superioridad militar de los osages y los comanches.

Antes de la llegada de los europeos los pueblos de las Praderas y Llanuras comerciaban activamente entre ellos. Los poblados de las tribus agrícolas de los arikaras, mandans y hidatsas eran centros comerciales muy influyentes. Intercambiaban sus productos agrícolas (maíz, frijoles, calabazas, tabaco) por los de cacería que traían las tribus de las Llanuras, (pieles de bisonte, arcos hechos con cuerno de muflón de Canadá, carne seca).
La introducción del caballo permitió a muchos pueblos dedicados en exclusiva a vivir de la caza del bisonte a mejorar su forma de vida, incrementando las capturas y los intercambios comerciales.

Los intercambios comerciales con los europeos trajeron nefastas consecuencias en forma de enfermedades como la viruela, el sarampión y la tos ferina, con graves consecuencias sobre todo para los pueblos sedentarios, cuyas poblaciones se vieron drásticamente reducidas. Los mandans, por ejemplo, contaban con unas 8.000 personas antes de 1790 y a consecuencia de la epidemia de viruela de 1837 perdieron tres cuartas partes de su población.

Las tribus indias, pese a que la supremacía blanca se incrementaba con el tiempo, seguían participando activamente en el comercio, así los pies negros fueron capaces de impedir durante mucho tiempo que los comerciantes blancos suministraran armas y munición a sus enemigos. Otros grupos, como los shoshones del este, intentaron conseguir el control sobre el comercio con los grupos asentados en las zonas limítrofes de las Llanuras.

En 1803 en el transcurso de las Guerras Napoleónicas, España cede Luisiana y el ducado de Parma a Francia a cambio del Gran Ducado de Toscana, que con el nombre de Reino de Etruria pasó a manos del infante español Luis Francisco de Borbón-Parma. Napoleón no pierde tiempo falto de liquidez para financiar sus guerras y vende ese mismo año de 1803 a los EE.UU. la colonia de Luisiana.

A  partir de esta fecha sólo las tribus de las Praderas y Llanuras obstaculizaban la expansión de EE.UU. hacia el Oeste, pero en la primera mitad del siglo XIX, estas enormes praderías siguieron siendo relativamente vírgenes ya que eran poco atractivas para los colonos. Fueron las tribus que habían permanecido al este del Misisipi las primeras en sufrir las consecuencias de la expansión territorial estadounidense, fueron trasladadas forzosamente hacia Oklahoma y Kansas con la intención de concentrar de forma permanente a los indígenas en un Territorio Indio cerrado y vigilado alejado de los colonos europeos. Posteriormente les tocó el turno a los pueblos de las Llanuras y las Praderas, que también fueron despojados de sus tierras tras duras luchas por defender su libertad y forma de vida, finalmente fueron obligados a trasladarse al Territorio Indio, mientras que sus antiguos territorios eran dedicados a la industria y la agricultura extensiva.

Hacia 1848 se desató la fiebre del oro en California, además Oregón se unió a los EE.UU, esto provocó un flujo de colonos hacia la región de las Llanuras. En 1860 la construcción de las líneas de ferrocarril transcontinental tiró por el suelo los planes de un territorio indio e hizo aumentar la presión sobre los pueblos indios para que vendieran sus tierras, renunciaran a su cultura  y estilo de vida.


Imagen:  Indios Sioux jugando a la pelota. Entre los dakotas, este juego de pelota se jugaba en dos equipos integrados por hombres de diferentes poblados o del mismo pueblo. Las mujeres, en vez de utilizar un palo en forma de raqueta, empleaban un bastón curvado por la punta delantera | Charles Deas

Todos aquellos que no aceptaron estas normas fueron duramente reprimidos. El territorio quedó dividido por las vallas de los pastos y atravesado por las líneas del ferrocarril, los bisontes fueron exterminados de forma sistemática por cazadores blancos, hasta tal punto que de los millones de ejemplares que habitaban en las praderas hacia 1890 solo quedaban 750 ejemplares.

El ejército atacaba sin contemplaciones a cualquier grupo indígena que encontrase fuera de las reservas. Las últimas tribus libres de cazadores de las Llanuras tuvieron que refugiarse en las delegaciones indias, donde se vieron obligados a vivir de la limosna del gobierno.

Las tribus que habitaban en las Llanuras y Praderas participaron activamente en las llamadas guerras indias que libraron para mantener su modo de vida e independencia.

Oklahoma es actualmente el estado de EE.UU. con mayor población indígena (unos 300.000 individuos) debido a los traslados forzosos de las tribus, convirtiéndose en el hogar de 38 naciones indias.

Fuente:

Culturas de los indios norteamericanos - Edición de Christian F. Feest