El Patronato de Altamira pretende la reapertura de la cueva pese al informe negativo de los expertos del CSIC Imagen: Fotografía de bisonte hembra en reposo tomada en la cueva original de Altamira. Se trata de una de las figuras más representativas, mide 164 cm de longitud | Imagen tomada del libro “Altamira” foto de Pedro A. Saura Ramos
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, son los presidentes rotatorios del Patronato de Altamira y serán los responsables de los daños que en ella se produzcan. Si los expertos no dudan que la apertura será nefasta para las pinturas, según el informe elaborado por el CSIC, ¿Cuál es el motivo de su apertura? Por más que le doy vueltas no logro una explicación lógica. El engaño es el siguiente, las pinturas son patrimonio de todos los Españoles y hay que permitir que sean disfrutadas por todos, una postura con muy poca profundidad de miras. ¿No será más lógico conseguir que las pinturas no se pierdan? Con más motivo cuando son patrimonio de la humanidad y vienen de sufrir un problema muy serio, tras cientos de años de maltrato desde el mismo día que su acceso quedó desbloqueado por las explosiones mineras que se producían encima de la cueva para obtener piedra caliza. Por otro lado la excelente réplica que se construyó en 1998, anexa a la cueva en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, pintada por Pedro Saura y Matilde Muzquiz, cubre con notable éxito la demanda del público de conocer el arte rupestre de la cueva de la forma más respetuosa. Más de 2,5 millones de personas han visitado en estos años la neocueva.
Según el comunicado del ministerio de Cultura:
En la Reunión del Patronato del Museo de Altamira celebrado el 8 de junio, el Patronato, por unanimidad manifiesta su decisión de establecer las condiciones de máxima accesibilidad que simultáneamente garanticen la sostenibilidad de la cueva.
Para ello ha decidido establecer un grupo de expertos que con carácter inmediato, en base al informe aportado por el CSIC, decida:
1º.- La instrumentación y monitorización necesarias para el seguimiento de la afectación de las visitas.
2º.- Definir un régimen de visitas que permita establecer la relación entre la gestión de las mismas y las variables que afectan al proceso de deterioro, durante el tiempo necesario para determinar las condiciones y umbrales de sostenibilidad.
Este régimen de visitas se evaluará periódicamente.
El grupo de trabajo se reunirá por primera vez el 11 de junio en Madrid, finalizando el encargo con una propuesta que será sometida a la aprobación del Patronato en otoño de 2010.Sergio Sánchez Moral, director del equipo del CSIC que ha trabajado en Altamira desde 1993 ya ha avisado: “Lo que puede pasar es incalculable". Respecto al enrevesado 2 punto del escueto comunicado del Patronato, Sánchez Moral opina: "Eso está más estudiado que estudiado. Entre 1996 y 1999 hicimos cientos de visitas experimentales y sabemos cómo afectan. Es como si yo soy médico y un paciente me dice si se puede fumar un cigarro. Pues sí, pero yo no se lo voy a recetar. Sobre todo si viene de un cáncer de pulmón".
El vicepresidente del CSIC, Juan José Damborenea, respaldó el estudio del equipo de Sánchez Moral y avisó de que "la situación es muy delicada. La cueva está frágil y la entrada de visitantes va a influir de manera negativa en su futuro. Mientras se permitieron visitas, la degradación fue en aumento y si no se hubiera cortado hoy ya no tendríamos cueva. Los científicos alertamos, pero la decisión es de las autoridades".
Damborenea aclaró que el CSIC no ha tenido representación en el Patronato: "Felipe Criado, científico de la institución, no ha acudido en representación de la misma, sino como asesor de la ministra".
La cueva de Altamira lleva cerrada ocho años, desde que en 2002 aparecieron unas manchas verdes sobre uno de los milenarios bisontes. Eso, unido a la rápida degradación de las pinturas de Lascaux (Francia), encendió todas las alarmas y el Ministerio de Cultura decidió cortar las visitas (que ya por entonces estaban limitadas a un régimen de 5.280 horas al año). En estos últimos años, los investigadores del CSIC han ejecutado una serie de medidas correctoras que han logrado reducir al mínimo posible la proliferación de los microorganismos que atacan a las pinturas.
El informe del CSIC dice claramente que el cierre ofrece las mayores garantías para la conservación de las pinturas y recomienda mantenerlo: "La estrategia que nosotros consideramos más acertada y con las mayores garantías para la conservación consiste en continuar con la actual línea de actuación basada en que la cueva se mantenga con las menores tasas posibles de conexión con el exterior y en la reducción del aporte de nutrientes desde esa zona externa".
Los científicos del CSIC alertan de los riesgos que supondría la apertura de la cueva al público:
Según su estudio, "la entrada continuada de visitantes provocaría un nuevo cambio microambiental y nuevos aportes de nutrientes que podrían conducir a una fase de proliferación" de los microorganismos que dañan las pinturas de Altamira.
Durante los dos años que ha durado la investigación del CSIC, la Dirección General de Bellas Artes solicitó una serie de visitas experimentales para evaluar su impacto sobre las condiciones ambientales de la cueva y las pinturas. Los investigadores del CSIC se vieron obligados a suspender este programa de visitas "para evitar la dispersión de esporas", que podría acelerar "la rápida pauta de crecimiento de los hongos". Esto es justo lo que tendrán que hacer ahora.
"Las condiciones de la cueva han mejorado ostensiblemente desde que se cerró en 2002". Si se decide abrir, se producirá una "probable expansión de los microorganismos hacia zonas internas de la cueva".
El anhídrido carbónico de la respiración, el calor que produce el movimiento y los cambios de humedad afectan a la estabilidad ambiental de la cueva. La elevada humedad conduce a la formación de unas pátinas verdosas de microalgas y cianobacterias. Estas manchas verdes, que invadieron las pinturas de Altamira, son biomasa, comida para otros organismos como las bacterias. Estas dañan más que las propias algas, porque destruyen el sustrato; es decir, la roca con pintura.
Fuente:
Público