El Cuarto Metatarso del Pie de Lucy, mejora su Locomoción Bípeda Imagen: El descubrimiento de un nuevo hueso del pie, de un espécimen perteneciente a la especie
Australopithecus afarensis a la cual pertenece el mundialmente conocido fósil de Lucy, aporta nuevos datos sobre la locomoción de esta especie | Vía ABC
Empiezo esta noticia por resumir lo que sabíamos de los
Australopithecus afarensis relativo a su modo de locomoción, según relata Ives Coppens, uno de los descubridores de Lucy:
Sabíamos que eran bípedos por la orientación del cráneo, la curvatura de la columna vertebral, por la forma en presión de la pelvis y por la oblicuidad del fémur pero al mismo tiempo también sabíamos que era arborícola por su inestabilidad de las articulaciones de la rodilla y del tobillo, la solidez de las articulaciones del hombro, el codo y la muñeca, hallux en [url=abducción[/url], extremidades de los cuatro miembros con falanges curvas, y pies planos con apoyo externo en varo (el pie está desviado hacia arriba apoyando en el borde extremo).
Es decir Lucy sería la forma antigua de sabana todavía muy boscosa, que sólo se desplazaba por el suelo para recorrer distancias cortas (la anchura particular de la pelvis implica un bipedismo móvil consumidor de mucha energía).
Es sin duda el
Australopithecus amanensis el homínido que tiene todas las papeletas para ser el inventor de la locomoción bípeda exclusiva, sin locomoción arbórea, como las articulaciones de codo y rodilla semejantes a las nuestras, nos apuntan.
Recientemente, Científicos de la Universidad de Missouri en Columbia (Estados Unidos), dirigidos por Carol Ward, han descubierto el cuarto metatarso, en perfecto estado de conservación, de un
Australopithecus afarensis procedente de Hadar, en Etiopía.
El hueso tiene varias características similares a las del pie de los humanos modernos. Los pies de los seres humanos, únicos entre los primates, tienen dos arcos, longitudinal y transversal. Durante la locomoción bípeda, estos arcos realizan dos funciones fundamentales: hacer de palanca cuando el pie se levanta del suelo y absorber el choque cuando la planta del pie se encuentra con el suelo al final de la zancada.
Este pie, con su arco bien formado, debió de haber sido lo suficientemente duro para presionar contra el suelo pero también lo suficientemente flexible para absorber choques y apunta hacia un modo de locomoción bípedo más avanzado de lo que se pensaba hasta ahora en los
Australopithecus afarensis.
Es una prueba más de que quizás el modo de locomoción bípeda de Lucy tuviese un peso mayor de lo pensado, aunque como se ha afirmado en multitud de artículos en la red, no elimina en absoluto la condición arborícola de Lucy, hay muchas evidencias en este sentido, como he detallado al principio del artículo.
Fuente:
ABC
La Rodilla de Lucy – Yves Coppens
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