Aunque entre los seres humanos hay distintas razas que nos distinguen por detalles físicos como el color de ojos, piel, altura, etc., dos personas son mucho más similares genéticamente que cualquier par de gorilas o chimpancés.
La razón pueden ser las barreras culturales propias de los humanos, según un nuevo estudio.
Los seres humanos son mucho menos diversos genéticamente que otros primates, aunque somos muchos más en el planeta y por tanto en teoría la diversidad genética debía ser mayor.
Desde que los investigadores descubrieron en la década de 1970 que los seres humanos carecen de la variación genética esperada para nuestro tamaño de la población, han propuesto que nuestros antepasados pasaron por una gran crisis poblacional: erupciones volcánicas, las enfermedades, o el cambio climático nos condujeron a una situación crítica "cuello de botella" que redujo el número Homo Sapiens en todo el mundo a unos 10.000 adultos en algún momento en los últimos 100.000 años.
Por otro lado nuevos estudios genéticos del ADN de Preneandertales de alrededor de 600.000 años atrás, también carecen de gran parte la variación genética, lo que requeriría un mínimo de tres cuellos de botella dramáticos - un escenario improbable.
Mientras tanto, otros estudios han encontrado que las diferencias lingüísticas han restringido el flujo de genes en los últimos tiempos en Europa, lo que sugiere que las barreras culturales pueden tener limitada diversidad genética, una teoría más coherente que la de los cuellos de botella locales ocasionales.
La pintura del cuerpo por indígenas es altamente desarrollada entre las tribus del Xingu.La pintura corporal es sólo una de las maneras en diferentes culturas, como la de la imagen superior del Amazonas de distinguirse culturalmente y tal vez, de limitar el flujo genético.
El paleoantropólogo Jean-Jacques Hublin y Luke Premo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, testearon esta hipótesis mediante la simulación de cómo las preferencias de apareamiento alteran el flujo de genes entre individuos de diferentes grupos.
La variedad genética disminuía cuando las relaciones eran entre los individuos con el mayor grado de similitud cultural, el equipo publicó un informe esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Por el contrario, la diversidad genética aumenta cuando las personas son menos selectivas acerca de sus compañeros. Como es el caso de los chimpancés o los gorilas, que se emparejan siempre que sea posible con mienbros de otros grupos.
Hublin y Premo proponen que, si los antepasados humanos seleccionaban a sus parejas dentro de su grupo oríginal, tendrían un montón de consanguinidad dentro de las diferentes poblaciones, restringiendo el flujo de nuevas mutaciones a otros grupos. "Si los chicos del otro lado del río hablan un idioma diferente y tienen diferentes armas, no creo que se arriesguen a encontrar pareja fuera de su grupo cultural o quizás ellos podrían matarle", dice Hublin. Con el tiempo, la mayoría de las poblaciones se extinguieron, lo que permitio a los genes de los pocos grupos, proliferar, además de borrar la diversidad genética.
Fuente:
Science